Mateo Serna nació en Palencia en 1973. Se mudó a Madrid a los dieciocho años para estudiar Filología Hispánica y compaginó los estudios con la escritura de poemarios y obras de teatro que giraron por el circuito independiente de la capital. Ávido consumidor de Callaghan on the rocks y de Marlboros, no hay nada que le excite más que una conversación llena de dobles sentidos. El relato de «Helena», incluido en la antología Cuando calienta el sol, es su primera incursión en la narrativa erótica, lo que en sus propias palabras ha sido un calentamiento (literalmente) para la creación de su nueva novela.
Libros en Café con Leche
P: Mateo, tú eres un autor publicado. ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar para esta antología?
R: Ha sido excitante, sin lugar a dudas. Unirme a un grupo de jóvenes escritores para deleitarnos en la literatura y hablar de sexo en todas sus vertientes tiene algo de aventura y de aprendizaje. En todos los sentidos. Publicar no te convierte en más sabio, escribir en compañía, sin embargo, sí.
P: Nos ha dicho un pajarito que, además de esto, también escribes otro tipo de literatura… ¿Nos puedes contar algo al respecto?
R: Puedo, pero ¿dónde quedaría la curiosidad si respondo? La literatura es, también y ante todo, un hambre insaciable. Y la curiosidad es el mejor complemento. Sin curiosidad jamás puede uno acercarse a un libro. La curiosidad es lo primero que se despierta ante las palabras que leemos.
P: Las enfermeras son una constante en el mundo de la erótica y la pornografía. ¿Qué opinas del cliché?
R: Creo que los clichés están para romperlos y Helena, la enfermera de nuestro relato, puede ser muchas cosas, pero no creo que sea un cliché tal y como se entiende la figura de la enfermera en el imaginario actual. Soy un ferviente admirador de las mujeres fuertes y con carácter y creo que Helena es ambas cosas y eso es lo que más me llama la atención de ella. El hecho de que fuera enfermera era completamente secundario y fruto de una imagen que tuve días antes de ponerme a escribir el relato. Y hasta ahí puedo contar, claro, que uno es, ante todo, un caballero.
P: ¿Qué novelas recomendarías a tus lectores?
R: Todas, que comiencen a leer todo lo que pase por sus manos. Si no les gusta, que cojan otra. Si les gusta, que se queden hasta el final o hasta que deje de gustarles; pero que nunca dejen de tener un libro en sus manos. O dos. O tres. Lo importante en el camino es disfrutarlo.